martes, 26 de octubre de 2010


MIRADORIO

     Plata inquieta. Te elevas tenue, te alzas, avanzas y suenas, ¿a metal? ¿a palmetazo? ¿aplaudes? ¿duermes ahora acaso? ¡Oh, la espuma!  es más entrañable, más cordial, se abre el agua, te abraza, ¿juega? ¿ríe? ¿alborota?


    Plata inquieta bajo la bruma, sin sol, casi sin aire, sin brisa... La roca emerge puntiaguda, cortante, húmeda, negruzca... La espuma la cubre, se desparrama, se hunde, se calma el agua, un instante de ensueño... Y al poco otra se alza, avanza, crece, rompe, calla...



     Al fondo, el cantil del Miradorio, como una quilla afilada, abriendo el mar, con su pico en equilibrio, como un faro ciego, herido, desafiante, resistiendo ¿por cuánto tiempo? la calma, la furia, la plata del mar...


Plata inquieta...

La Corneja, 11 de junio de 2004