lunes, 29 de noviembre de 2010

Oyambre: ¡Al límite!


OYAMBRE: ¡AL LÍMITE!
     A veces, unas imágenes y unas simples palabras pueden resultar muy ilustrativas... Vean, vean la valla sobre las dunas de Oyambre en primera línea del "Parque Natural":


     La valla,  último grito en conservación y "protección" del medio ambiente, una vergüenza para Oyambre y para Cantabria...

     La valla al límite de las olas... ¡Qué vergüenza, señores! ¿Esto es un Parque Natural?



     A la valla de Oyambre sólo le queda una "marejá"...



     Últimos coletazos, la valla se tambalea sobre la ría...



     La evidencia no engaña. La mar reclama sus dominios. La valla debe desaparecer de las dunas de Oyambre...



     Una "bonita" puesta de sol en Oyambre...


    
     La variante de Oyambre, una "brillante" idea sobre el dormidero de miles de aves al atardecer... ¡Qué barbaridad! ¡También debe desaparecer! ¿La Ley de Parque Natural sirve para algo? 

    
Toma tu arco en actitud de espera
Oyambre milenaria, tu horizonte
tensa y al cielo lanza, que remonte
flecha de viento y luz tu azul bandera...



Oyambre imposible
de viento y resaca...

viernes, 26 de noviembre de 2010


JESÚS CANCIO: LA EMOCIÓN DEL MAR


     El título corresponde al juicio expresado por José del Río refiriéndose  a la obra de Jesús Cancio en 1930, año en que aparece Romancero del Mar, que creo que sirve para definir el sentimiento que nos transmiten sus poemas: la emoción del mar, de nuestro mar.

     Desearía, a manera de recuerdo y modestísimo homenaje hacia nuestro querido y admirado poeta del mar, Jesús Cancio, y coincidiendo con el aniversario de su nacimiento, el 8 de diciembre, hacer un llamamiento a la Consejería de Cultura y a los ayuntamientos de Santander, Torrelavega y Comillas para que vuelvan a convocar el Premio de Poesía del Mar Jesús Cancio, cuyas primeras ediciones se celebraron con notable éxito a partir de 1985, centenario de su nacimiento, e inexplicablemente dejaron de convocarse.



     Sinceramente creo que se trata de una obligación como cántabros de retomar tan feliz iniciativa, en reconocimiento de la obra imperecedera de uno de los grandes poetas del mar, nacido en nuestra tierra y cuyos personajes encarnan y reviven el valor, la virtud, la emoción y el habla de los marineros del Cantábrico, y por extensión, de todo hombre de mar.

Los hombres aquellos
 de fe inquebrantable,
de un temple de acero,
de blandos sentires,
de espíritu recio,
de sagaz mirada,
de sombrío ceño,
de tardos decires,
de fornido cuerpo,
de la tez cobriza
 y el estoico gesto...

Del Cristo de las Galernas (Olas y Cantiles, Jesús Cancio)

(Diario Alerta, diciembre de 1999)


EL PREMIO, HOY:

     Esta petición podría servir para hoy, cuyo Premio de Poesía del Mar, permanece desgraciadamente en el olvido...


martes, 23 de noviembre de 2010


EN HOMENAJE A JESÚS CANCIO
"POETA DEL MAR"


EL CONCURSO DE POESÍA DEL MAR "JESÚS CANCIO" 
EN EL OLVIDO

     En el lugar preciso hay una rosa. Allí "donde sueña sin orillas junto al mar de sus romances". A veces aproximo mis pasos hasta la machadiana sencillez de su tumba y su destierro. Como en Collioure, un fondo de mar y flores coronan su silencio; aunque el suyo, sobre el cantil y el canto del Cantábrico. Y una rosa, siempre viva, le acompaña junto a su cruz de piedra.

     No le olvida el pueblo, que ama a su poeta e intuye en su poesía esencias de su alma y de su propia identidad. Le olvidan quizás quienes, ajenos a aquello de que "no sólo de asfalto y ladrillo vive el hombre sino de toda palabra..." debieran velar porque el concurso que lleva su nombre siguiera describiendo sobre el horizonte, como todos los años, el vuelo joven, imaginativo y creador de esa fugaz gaviota llamada poesía, que él supo arrancar con singular maestría a nuestro mar y sus marineros.




     Desconozco por qué el Ayuntamiento de Comillas, junto con los patrocinadores del premio (la Consejería de Cultura y los ayuntamientos de Torrelavega y Santander),  no convocó el pasado año el  "Concurso de Poesía del Mar Jesús Cancio" y por qué no lo sigue convocando aún en el presente. Pero me temo que en el fondo late la despreocupación, la falta de sensibilidad y de aprecio hacia una de las manifestaciones más elevadas de nuestro espíriru, en un pueblo en que la palabra cultura parece pecado.

Segunda legislatura
y en este pueblo, don Pablo,
sigue estando la cultura
a la altura del asfalto.

Diario "Alerta" 5 de abril de 1990


EL CONCURSO, HOY:

     Don Pablo García Suárez, alcalde de Comillas que dejó de convocar el Premio, hasta el presente. La crítica, un tanto mordaz, era necesaria en aquellas circunstancias, aunque ya no importe mucho preguntarse por qué "olvidaron" la convocatoria del mismo. 

    Tal vez sea ahora el momento oportuno para que  el Ayuntamiento de Comillas se plantee de nuevo poner en marcha el Premio sobre Poesía del Mar que, en homenaje al ilustre comillano Jesús Cancio, Poeta del Mar, nunca debió desaparecer.

lunes, 22 de noviembre de 2010

TRASVÍA POR SAN ANDRÉS

     Andrés, pescador como su hermano Pedro, es condenado por el prefecto Egeas a morir atado en una cruz en forma de X, llamada por este motivo la cruz de Andrés.

     La devoción popular atribuye a la cruz de San Andrés eficacia para preservar del rayo.

     Tal vez Trasvía, agazapada en lo alto de la loma que cae hasta la ría de la Rabia, quisiera que este santo protegiese sus moradas.

     Y tal vez los marineros comillanos, agradecidos al apóstol pescador, dirigieran sus pasos todos los años en peregrinación hasta la aldea el día de su martirio.

     Sea como fuere, Trasvía revive viejas tradiciones. Ofrece a los visitantes huevos cocidos, pan y vino como hicieran antiguamente con los marineros, y lo hace con la cordialidad, sencillez y franqueza que caracterizan a sus gentes alegres y trabajadoras.

     Trasvía, balcón sobre Oyambre,  vibra bañada por la brisa del Cantábrico. Todos a una en esta pequeña aldea, hombres, mujeres y niños, se vuelcan en honor de San Andrés.

     Trasvía vibra también por la recia voz de sus vecinos, se transforma en fiesta y bulle como un solo ser sincero y risueño. Y son estos momentos cargados de intensa emoción en que reunidos en la plaza después de misa cantáis y danzáis al Santo, los que quisiera plasmar en esta sencilla composición como homenaje a vuestro singular espíritu festivo:



Ya repican las campanas,
ya retumban los cohetes,
se reúnen en la plaza
después de misa solemne.

Panderetas acompañan
al compás del un, dos, tres.
Las niñas con voces blancas
le cantan a San Andrés.

Está la gente callada,
escuchan con interés:
La tradición respetada
es norma de nuestra fe.

Gira en círculos la danza,
ellas, al centro, de pie;
blancos ángeles que saltan,
castañuelas... ¡qué vaivén!

Y ya la hora es llegada
de comer y de beber
que en Trasvía es afamada:
¡Los huevos de San Andrés!

Diario "Alerta", 30 de noviembre de 1989

    
     SAN ANDRÉS, HOY:  

 La tradición continúa, con el mismo espíritu de siempre...
(se adjuntarán fotografías)

miércoles, 3 de noviembre de 2010



GRACIAS, PIZKA...


Gracias, Pizka
porque siempre me estabas esperando
a las cinco y media de la tarde
y me mostrabas tu alegría, tu agradecimiento, tu bienvenida
a pesar de haberte tenido encerrada todo el día...

Gracias, Pizka
por sacarme a pasear todas las noches por el barrio
a contemplar ávidamente el titilar de las estrellas
o el pálido resplandor de una luna solitaria
mientras tú husmeabas curiosamente las esquinas...

Gracias, Pizka
por tu compañía fiel y feliz durante casi quince años
y sin reprochar mis malos modos de algunas ocasiones
volvías a mí agazapada, humilde, suplicante
para enseñarme la elemental ternura de las caricias...

Gracias, Pizka
por esos ladridos tuyos tan agudos, penetrantes, insistentes
que me prevenían siempre de los ruidos de la calle
y me sacaban del sopor de las siestas de verano
y lo llenaban todo de alborotadas carreras infinitas...




Gracias, Pizka
por tantas excursiones inolvidables como hicimos
a Oyambre, a Fonfría, a la Carrastrada, a Santa Justa
por aquellas vertiginosas galopadas sobre el verde de los prados
jugando alborozada con los múltiples pájaros que perseguías...

Gracias, Pizka
por aquella mirada tuya tan atenta, aguda, penetrante
mientras apoyabas el morrete entre las margaritas del jardín
y yo leía un libro y acariciaba suavemente tu pelo duro
bajo la verde enramada del sauce mecida por la brisa...

Gracias, Pizka
mi bolita de nieve, orejillas frías, colita ridícula, genio y figura
por haberme dado tanta compañía discreta, silenciosa, generosa
por haberme enseñado con tu presencia siempre inteligente
el valor de la auténtica amistad durante toda una vida...

Gracias, Pizka
descansa en paz,
hasta siempre...

Mayo de 2006

martes, 26 de octubre de 2010


MIRADORIO

     Plata inquieta. Te elevas tenue, te alzas, avanzas y suenas, ¿a metal? ¿a palmetazo? ¿aplaudes? ¿duermes ahora acaso? ¡Oh, la espuma!  es más entrañable, más cordial, se abre el agua, te abraza, ¿juega? ¿ríe? ¿alborota?


    Plata inquieta bajo la bruma, sin sol, casi sin aire, sin brisa... La roca emerge puntiaguda, cortante, húmeda, negruzca... La espuma la cubre, se desparrama, se hunde, se calma el agua, un instante de ensueño... Y al poco otra se alza, avanza, crece, rompe, calla...



     Al fondo, el cantil del Miradorio, como una quilla afilada, abriendo el mar, con su pico en equilibrio, como un faro ciego, herido, desafiante, resistiendo ¿por cuánto tiempo? la calma, la furia, la plata del mar...


Plata inquieta...

La Corneja, 11 de junio de 2004



sábado, 25 de septiembre de 2010

RESPIRO





Respiro con calma tu aroma
a la luz plateada de la tarde
pletóricos de espumas bulliciosas
de algas maduras
de arenas doradas...

Respiro con calma y te miro
con la mirada entregada
 quieta
perdida
encarcelada...

Respiro,
respiro mientras me hablas
sin tregua
en la distancia...

Respiro tu aroma
contigo
sin prisa
sin rumbo
sin alma...

Respiro...

miércoles, 22 de septiembre de 2010


OYAMBRE: LA VALLA DE LA VERGÜENZA

Mano con mano en la duna
Oyambre en el corazón:
asedian su línea pura
alambradas y hormigón...


 La presencia de la valla a pie de playa pone de manifiesto  que la codicia humana no tiene límites...
Repetid todos a una
la feliz conjugación,
yo especulo, tú especulas
¡viva la especulación!


   ¿Se puede parcelar el mar?  La presencia de la valla constituye un insulto, una contaminación, un atentado a la Naturaleza, a la belleza natural...

Picos de Europa en la altura
centinelas de la playa,
que en Oyambre no construyan
muros al monte y al mar,
que es su ser sutil figura
donde la tierra y el agua
se funden bajo la espuma
de las olas milenarias...


  La belleza natural de Oyambre es incompatible con esta burda valla cuya presencia produce bochorno, auténtica vergüenza, hiere la sensibilidad...

Oyambre de viento y bruma
eres campo de batalla:
Al tiempo por tu hermosura
¡codiciada y admirada!


     Recordamos la duna abierta, totalmente libre, sin la presencia descarada, inimaginable, de una valla que surgió de la nada, a la que jamás nos acostumbraremos y que podríamos calificar, en este ¿Parque Natural de Oyambre?, sin temor a equivocarnos, como "la valla de la vergüenza"...

Repetid todos a una
feliz manifestación:
Mano con mano en la duna
¡Oyambre en el corazón!


¡Oyambre libre de vallas!


sábado, 21 de agosto de 2010

¡OH, OYAMBRE
HERIDA, HOLLADA, TRAICIONADA..!


¡Oh, Oyambre
que inundas de infinitas, relucientes estrellas titilantes
el firmamento azul de tus aguas inquietas
bajo el bullicioso, refrescante
nordeste..!



¡Oh, Oyambre
que coronan tus dunas delicadas
con la vergonzante, impúdica alambrada,
triste, absoluta, aberrante fealdad
sobre la línea más pura, viva, bella, natural
del paisaje costero de Cantabria..!

¡Oh, Oyambre
acallada y humillada,
amenazada, acorralada, destruida, socavada, asfaltada
perseguida, codiciada, desnaturalizada, maniatada
usurpada, invadida
olvidada..!

¡Oh, Oyambre
herida, hollada
traicionada..!


jueves, 5 de agosto de 2010


OYAMBRE: LA DUNA NACIDA DEL MAR


     Llegó la ola, grande, poderosa, elegante, fatigada y se quedó tendida a lo largo de aquella enorme playa y allí permaneció extasiada contemplando, durante unos instantes, el extraordinario espectáculo que se ofrecía a sus ojos: las suaves y verdes praderías que la rodeaban cuajadas de juncos y margaritas y los elevadísimos picos nevados bajo la bóveda del cielo azul... Estaba tan extenuada de tanto rodar y rodar por esos infinitos mares de Dios que no tuvo tiempo siquiera de relajar y extender sus innumerables aguas cargadas de arena y se quedó profundamente dormida...




     Al amanecer sintió un cosquilleo de algas y espumas en sus plantas, el derrumbe de las olas en la playa, el picoteo de unas gaviotas juguetonas que no cesaban de piar y el insistente y frío viento del norte que la hacía tiritar y que era el que la había empujado durante días y días hasta este apacible y bello lugar...

     Intentó desperezarse, avanzar, retroceder, deshacerse y volverse a fundir con aquel mar azul e inquieto, en el que desde siempre se había dedicado a formar las olas más formidables a lo largo y ancho de este mundo, profundo, abismal, misterioso, inmenso... ¡Cuántas aventuras, cuántas historias realmente fantásticas de seres monstruosos, de extraordinarias batallas, de atardeceres y amaneceres de ensueño, que había presenciado y protagonizado durante su prolongada y azarosa vida podría contarnos sin cesar...

     Pero este amanecer no era uno más. A medida que el sol se elevaba sobre el horizonte y calentaba su cuerpo anclado en la arena, la ola, inmóvil, humilde, silenciosa y feliz evaporaba sus aguas lentamente y entregaba parte de su ser a las brisas, que desde entonces soplan sin tregua en este paradisíaco lugar...




     Y allí quedó, viva y varada, al antojo de los vientos, la duna, esa otra parte de su ser con forma de ola grande, poderosa y elegante, que con la ayuda de los aires del oeste siguió creciendo y aumentando sus arenas arrastradas desde el confín de aquella hermosa playa... Y sobre su piel dorada treparon caprichosas esmeraldas...




     Fue testigo la duna, siempre libre, pura, callada, desde su altura al mar, de resacas e intemperies, de curtidos y pacíficos pescadores y de tantas buenas personas que vinieron a disfrutar de su compañía silenciosa, de citas de enamorados por primavera, de atalayas vigilantes de ballenas y hasta de singulares pájaros amarillos...





     Pero hoy los hoyos del campo de golf, como golpes de gracia en la nuca de la duna, de una duna maniatada, atabanada, asaeteada por infinidad de traviesas de tren de una impúdica, triste y aberrante alambrada, ponen en peligro la existencia de este ser vivo, magnífico, delicado, bello, natural, único...




     Porque sobre nuestra querida y admirada "Duna de Oyambre" -precioso nombre para tan tétrico y alambrado lugar- sólo puede instalarse la bandera de la libertad con la leyenda "¡Oyambre libre!", sí, libre como el mar, como las olas, como la playa, como el viento, que le dieron el ser y la mantienen viva e indisolublemente unida a ellos, de los que forma parte desde aquel remoto día... Libre de hoyos, libre de intereses, libre y protegida para siempre, como siempre...



     Y que nuestros descendientes puedan continuar admirando su belleza y decir con asombro: Oyambre, la duna nacida del mar...

viernes, 30 de julio de 2010


OYAMBRE LLORA
BAJO LA LLUVIA Y EL VIENTO
    




    Me gustaría expresar con crudeza lo que desde los años ochenta (Ley de Parque Natural en 1988) vemos que va ocurriendo con Oyambre. Los mismos intereses que van tendiendo lazos a su alrededor, constantemente, cerrándole el paso a la belleza, a la pureza, a la libertad de este hermosísimo paraje natural de Cantabria... Desearía encontrar, como se merece, la forma más descarnada posible de expresarlo...


Oyambre llora
bajo la lluvia y el viento
clamando libertad...



Sus dunas delicadas
¡coronadas de impúdicas alambradas!



Indigna corona de espinas
sobre tan verde cabellera
 a la intemperie marina...




¡Oh, horror de los horrores
para un mar de privilegio!



Oyambre sangra
por sus dunas abiertas
y muere asfixiada
acorralada
socavada sin tregua
su belleza milenaria,
amontonada
grano a grano
ola a ola
viento a viento...



Oyambre,
herida de muerte,
llora
bajo la lluvia
y el viento...

domingo, 25 de julio de 2010


COMILLAS: CONSIDERACIONES SOBRE

"AQUEL" CAPRICHO


     Creció junto al mar con aires de atalaya. Hijo del joven genio universal, su atrevida planta adolescente soñaba vagamente en la penumbra de aquel bosque. Por su piel treparon caprichosas esmeraldas. Árbol, torre o minarete, de su altura al mar asomaba, quijotesca, la figura enjaezada. Sobre el sancho pueblo amodorrado velaba, vigilante, el sueño de los años...




     Nunca fue totalmente nuestro. Corazón callado de Comillas, querido con querer de compañía, su destello latente de verde Cantabria traspasó con creces la cadencia ciega de las cancianas aguas:



En su rincón creció junto a los árboles
y cantaron los mirlos en sus ramas
y se oyeron susurros y oleajes
abrazarse al verdor de su coraza.




     Tal vez, ¡oh arpa becqueriana!, abandonado al desdén del romántico jardín, silencioso y cubierto de polvo, este viejo y bello Capricho esperara la mano de nieve, armoniosa, que supiera interpretar su mágica amalgama con el mundo natural.



     Si esta diminuta catedral del arte de Cantabria, con una restauración sin ostentaciones, respetuosa con el entorno, acorde al espíritu del autor, fiel a su destino original, se hubiera conservado como santuario de arte, de belleza, de poesía, de cultura,  patrimonio de todos,  -desde luego, ningún otro lugar tan indicado como él-  entonces, tal vez, la singular historia del  Capricho  hubiera tenido un final feliz.

     Mas la dura y prosaica realidad sobresaltó el placentero sueño de este faro coronado de intensa fantasía vegetal. De puro objeto de placer contemplativo, desvirtuado el concepto del artista, la genuina quimera generadora de ensueños es transformada bruscamente en pantagruélica posada.



     Pero ésta es ya otra historia y otros son sus protagonistas...

Anclado estaba el Capricho
soñando su verde sueño
en vergel paradisíaco
de centenario silencio.

Jardín de dulces suspiros
rincón de encanto y misterio
de un Gaudí paraje digno
que su verde elevó al cielo.

Verde del verde Capricho
torre de verdes destellos
verde árbol en un nido
de árboles verdes y esbeltos.

Arte, belleza, delirio
de Naturaleza e ingenio,
los árboles y El Capricho
conjunto cuasiperfecto.

¿Dónde está el verde recinto
que al Capricho daba cuerpo
verdes árboles altivos
extensión del monumento?

¡Oh, magnífico equilibrio
de un lugar de privilegio!
En Comillas al Capricho
le arrancaron su secreto.

Publicado en el  diario "Alerta" el 30 de julio de 1989


EL CAPRICHO, HOY


     Naturalmente,  El Capricho de Gaudí se ha convertido en el principal centro de atención de la inmensa cantidad de visitantes que acuden a Comillas. Tras numerosas vicisitudes, se da la circunstancia de que hoy se encuentra cerrado el restaurante y prohibidas las visitas, con la consiguiente decepción de turistas y lugareños. Se comenta que el propietario japonés abrirá el Capricho al público por la "módica" cantidad de 5€. ¡Ver para creer!


      Y, efectivamente, se abrió y recibe cientos de turistas todos los días...


jueves, 22 de julio de 2010


COMILLAS, RÉQUIEM POR SOLATORRE


     Curva a curva el viajero, procedente de San Vicente de la Barquera, va bordeando la amenazada belleza de Oyambre hasta dejar atrás el puente ciego que secciona y enfanga la Ría de la Rabia. Por fin, la carretera se endereza a lo largo de algo más de un kilómetro flanqueada por dos hileras de grandes árboles de edad que se cierran en una bóveda vegetal muy elevada. El viajero se encuentra en el monumental Paseo de Solatorre que conduce directamente al centro de Comillas.


     Cuentan que, antiguamente, descendiendo por esta carretera desde el alto de Rubárcena entre mieses y prados recién segados, se divisaba al fondo del pequeño valle, junto al cruce de caminos, la silueta erguida de un hermoso y solitario torreón. Hoy el viajero, tras el telón de plátanos y chopos centenarios, sólo podrá apreciar en dichos campos una saturación de recientes edificaciones adosadas de dudoso gusto.

     El viajero, que va de paso, con toda seguridad se sentirá deslumbrado y seducido por el intenso resplandor vegetal que inunda la carretera y se verá obligado a reducir la velocidad de su coche. Observará entonces con admiración cómo la avenida se dilata  y ahonda bajo la elevada bóveda vegetal sostenida por multitud de columnas salomónicas de voluminoso fuste. Un cielo azul y un sol radiante se cuelan por las caprichosas vidrieras de esta inopinada catedral.


     Tal vez el viajero se detenga impresionado por la estatura de alguno de estos colosales plátanos dignos de figurar con todos los honores en el catálogo de árboles monumentales de Cantabria. Y si bajo su gratificante sombra se aproxima a ellos, podrá comprobar con fascinación la excepcional robustez y diámetro de sus troncos así como el elevadísimo universo vegetal de su follaje irisado por la luz y el aire.

  
      Advertirá también con indignación cómo algunos ya han sido talados, otros brutalmente podados y cómo otros presentan grandes cicatrices en sus troncos causadas por el fuego con que son quemados con su propia hojarasca en una práctica salvaje, posiblemente con la intención de que se pudran y un fuerte viento los derribe.

     El viajero no sabe, porque va de paso, que Solatorre tiene las horas contadas. Un disparatado proyecto de ampliación de carretera destrozará sin más consideraciones este particularmente valioso, bello y frágil paseo monumental. Si lo supiera, sentiría inevitablemente estupor e incredulidad y pensaría que en los umbrales del siglo XXI ya no es posible cometer semejante atrocidad, cuando en Europa y en gran parte del mundo se ha izado muy en serio la bandera de la conservación del árbol, el representante más expresivo para el hombre de hoy de la Naturaleza viva.

     El viajero también ignora que aún no se ha erigido una placa conmemorativa que recuerde la histórica visita en 1990 de S.M. La Reina de España, que rubricó expresamente con su presencia soberana la protección y conservación del Parque Natural de Oyambre, del que el Paseo de Solatorre constituye un pórtico de entrada natural ideal, suavizando velocidad en los vehículos e indicando al visitante la presencia del parque y de su primoroso paisaje.

     Si conociera la inminente amenaza de su destrucción, este amable viajero intentaría sin duda evitar semejante insensatez y gritaría con todas sus fuerzas ante la impasibilidad y complicidad general que Solatorre puede y debe salvarse. Trataría de explicar que una de las características que confieren mayor belleza a los árboles ornamentales y la que les da mayor nobleza es su longevidad y que si se destruye este magnífico paseo arbolado que forma parte del patrimonio de todos los ciudadanos, sólo se conseguirá despersonalizar el paisaje, asolarlo y convertirlo en vulgar e insignificante.

     Repetiría una y mil veces que las consecuencias inmediatas de una carretera excesiva para el Parque serían únicamente la elevación de la velocidad y el aumento de la presión sobre su privilegiado paisaje de la especulación inmobiliaria, en contra de lo que , en su exposición de motivos, recoge la letra y el espíritu de la Ley 4/1988 por la que se declara a Oyambre Parque Natural. Y que, con actuaciones puntuales apropiadas y respetuosas con el entorno en la carretera actual, sería más que suficiente para su densidad de circulación, sin devaluar las excepcionales condiciones naturales del lugar.

     Nuestro querido viajero tal vez sólo desearía añadir que hablar de la desaparición de un paisaje no es ninguna frivolidad y que el desarrollo turístico, si quiere garantizar y revalorizar su continuidad, debe preservar necesariamente de la degradación la fisonomía de pueblos y paisajes, así como mantener y potenciar las actividades básicas con una extraordinaria proyeccción de futuro sobre toda la zona como es Oyambre.

     Sin embargo, viajero imaginario, ajeno a tan siniestros despropósitos,  te encuentras aún extasiado contemplando la oxigenante grandeza de estos árboles y el ímpetu que nos traen de otro tiempo, la altivez y fortaleza de su porte y en definitiva su singularísima disposición y belleza. Reanudas tu marcha sin sospechar siquiera que la prisa y el progreso derribarán en breve el vigoroso esplendor de su estatura.

Publicado en el diario "Alerta" el 15 de agosto de 1998

SOLATORRE, HOY



     Solatorre, hoy, convertido en un hermosísimo paseo arbolado monumental y peatonal para disfrute de todos los ciudadanos.

miércoles, 21 de julio de 2010


SANTILLANA DEL MAR Y SU ENTORNO



     No descubrimos nada nuevo al afirmar que Santillana del Mar, gracias a la primorosa conservación del conjunto arquitectónico en toda su integridad es, sin duda, la meca turística de Cantabria.

     Este admirable esfuerzo de conservación hace posible que hoy nuestra monumental villa medieval sea, ante todo, un lugar de encantamiento. Sólo hay que dejarse transportar por el heráldico silencio de sus calles hacia un tiempo imaginado del pasado del que Santillana es increíble reliquia viva.

     Gracias, insisto, a este enclave único aislado del atosigante asfalto, nuestro espíritu puede retroceder en el tiempo en una especie de seductora ensoñación que nos invade y conmueve.

     Precisamente por esta fiel proyección del pasado y su capacidad de transportarnos al mismo es Santillana del Mar un patrimonio de incalculable valor con una asimismo extraordinaria proyección de futuro del que somos responsables valedores.

     Y es esta capacidad de traslación real en el espacio e imaginativa en el tiempo la que Santillana del Mar debe conservar en toda su pureza. Por lo que cualquier actuación, por mínima que sea, que afecte tanto al apiñado caserío de sus calles confluentes como al marco paisajístico que rodea la población debe ser sumamente meditada.

     Exponer la villa al inpacto del ruido y de la velocidad es una temeridad de imprevisibles consecuencias; sacrificar el monumental arbolado de sus inmediaciones al dios automóvil, una profanación injustificable e intolerable. Santillana del Mar necesita un entorno armónico con su monumentalidad que amortigüe velocidad y predisponga el ánimo del visitante para el espectáculo de piedra empañada por los siglos que le aguarda.

     Un entorno que, al mismo tiempo, ha de servir de escudo protector al núcleo antiguo de la población dificultando el constante asalto de automovilistas que, ciertamente, son su peor enemigo.

     Por lo que , bajo ningún concepto, debe Santillana desprenderse de este arbolado de edad que en sus inmediaciones y por las tres carreteras de acceso(desgraciadamente en una de ellas ya se ha eliminado) constituyen el mejor signo visible de cívica bienvenida así como complemento ornamental imprescindible de una villa que se enorgullece de su historia y monumentalidad.

     Santillana del Mar y su entorno constituyen un patrimonio que ha de conservar forzosamente, con toda autenticidad, su carácter antiguo. Sus fachadas no pueden convertirse en un escaparate folclorista y de ningún modo este excepcional patrimonio puede ser objeto de egoístas intereses particulares, improvisados desarrollismos o personalismos pasajeros.

Diario Alerta, 8 de septiembre de 1989

SANTILLANA DEL MAR, HOY



Santillana, un mar de souvenirs


Santillana, mercadillo permanente


Santillana, belleza devaluada


Santillana, sin comentarios...

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