sábado, 16 de julio de 2011

Oyambre: Y el "Pájaro"... ¡voló!



OYAMBRE: Y EL "PÁJARO"... ¡VOLÓ!


     Quince años tenía mi abuelo cuando el Pájaro Amarillo aterrizó en la playa de Oyambre. En su memoria quedaron grabadas aquellas imágenes de su juventud y con frecuencia hacía referencia a ellas como una gran proeza de su tiempo que había tenido la suerte de vivir, el primer vuelo trasatlántico que aterrizó en suelo español...


     Hasta nuestros días, el monumento al Pájaro Amarillo fue testigo de tal hazaña, sumergido en las arenas, en los aires, en las algas y en las marejadas de aquel Oyambre auténtico y acogedor... Allí, marcando las horas sobre la playa como la aguja de un inopinado reloj de sol, a sus ochenta años va inclinando lentamente la frente y doblando la rodilla, cual pequeña Pisa del Cantábrico, manteniendo no obstante su noble estampa erguida ante el mar acosador...


     Llegó la hora de restaurar el monumento, que fue desmontado y vuelto a montar rápidamente, con el fin de celebrar su ochenta cumpleaños con gran boato de desfiles y discursos, pero no se debió de hacer muy bien a juzgar por lo poco o nada que permaneció en pie, ya que un simple oleaje lo derrumbó... Tal vez las prisas de quienes "indignan" a la gente con actitud charlatana y dicharachera, afán de protagonismo, obsesión por  fotos inaugurales y un largo etcétera, propiciaron el fatal desenlace...


    
     Lo cierto es que el monumento al Pájaro Amarillo ... ¡voló! Pero tal vez voló de tristeza, de desencanto, de impotencia al verse rodeado de obras siempre precipitadas y nada acordes con la Naturaleza del lugar: de una absurda y monstruosa rotonda junto a la playa, de una siniestra valla que secuestra la duna al borde del agua, de la invasión atosigante de campings y chiringuitos, del ruido implacable del tránsito rodado que amortigua y apaga el rumor primigenio del mar, de una nueva variante que atraviesa y destruye la duna y que no lleva a ninguna parte...

    

     
      Sí. Había llegado la hora de marcharse. El monumento al Pájaro Amarillo no soportaba la destrucción imparable de aquel Mundo Natural en el que durante tanto tiempo, tras una maravillosa y feliz aventura de juventud, había tenido la suerte de vivir...

   
      Y finalmente el Pájaro ¡voló! llevándose consigo la memoria de aquel "águila de espíritu romántico / que atravesó el desierto del Atlántico / y que aquí hizo un alto en su glorioso vuelo..."