domingo, 29 de abril de 2012


RUILOBA: ROMANCE DE LAS TRES PLAZAS

     Esta pequeña composición fue publicada en la revista "Entre Comillas" editada mensualmente por la Asociación de Vecinos de esta localidad y fue fruto de la indignación e impotencia que sentimos, ante la inesperada desaparición de "La Plaza", quienes habíamos pasado en ella las horas más felices de nuestra infancia y juventud... y de muchas generaciones anteriores.

     Deseo unirme con este humilde homenaje a "La Plaza" a la magnífica representación de la misma que nuestro querido amigo "Tivo" hace en la pared de su "Kiosco" como muestra del sentir de aquellas generaciones de jóvenes cuyas horas más felices transcurrieron en ella y con el deseo de que en el futuro sean respetadas como se merecen nuestras señas de identidad.




ROMANCE DE LAS TRES PLAZAS TOLANAS

Érase una vez un pueblo
y en el pueblo era una plaza,
en la plaza una arboleda
venerable y sosegada.

Magníficos ejemplares
de fuerte y robusta planta,
bajo su enramada verde
¡qué fresca sombra reinaba!

En el centro una bolera
con paredes enlosadas
era el corazón que unía
sin que nadie lo notara.

Por la mañana los niños
en la bolera jugaban;
ancianos, al mediodía;
de noche, se enamoraba.

Y los hombres a los bolos
al atardecer tiraban;
eran tiempos sin agobios
de dura y larga jornada.

¡Ay, cuántas generaciones
se fundían en la plaza!
En el futuro sería
garantía de una raza.

El corazón le arrancaron
a la aldea soberana;
no dejaron ni las piedras,
ni los árboles, ni nada.

Nos borraron nuestras huellas,
las que más nos conformaban;
sin ellas no somos nadie,
sin historia ya no hay patria.

¡Oh plaza que sustentabas
nuestras vivencias más claras!
Aún te guardo en la memoria
desde el albor de la infancia.

Hoy la historia se repite
con aquella nueva plaza
que haciéndonos un favor,
encima, nos colocaran.

Pasaron bastantes años
y sin nadie saber nada
una mañana los tilos
talaron porque manchaban.

¡Qué plaza capitalina
nos colocan en la cara!
Para amigos de mesones,
pero para un pueblo, ¡rara!

Por mucho que la diseñen
y por muy embaldosada,
como aquella plaza vieja
¡jamás nos harán la plaza!

Y a todos nuestros vecinos
yo les digo una vez más:
¡Qué obsesión por destruirnos
las señas de identidad!


     ¡Gracias, Tivo! Esa vieja "Plaza" que de forma tan fidedigna  has reproducido en la pared del kiosco nos trae los más bellos recuerdos de nuestra infancia... Espero que perdure en su memoria y en su homenaje y sirva para ilustrar en el amor a sus datos de identidad a las nuevas generaciones.

C. J. Ortiz

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