sábado, 23 de marzo de 2013



RUILOBA, RESPIRANDO TUS AZULES...


     Acaba de entrar la primavera y te veo, Ruiloba, vestida de verdes, azules y blancos, con leves pinceladas de amarillo. Desde esta altura, hacia el oeste, destaca tu cinturón de nieve. Sol tibio y nubes como gasas a jirones transparentan el indescriptible color del cielo.



 Dos cuervos retozan en el aire, el chillido de un milano, el repiqueteo intermitente de un pájaro carpintero, el ladrido de un perro, casi imperceptibles en la lejanía... Una ráfaga de sur me sorprende.



     Observo, Ruiloba, tu bellísima estampa a orillas del Cantábrico, recostada sobre el manto verde de la Marina, de espaldas al mar, buscando el sol, mirando al sur entre suaves lomas preñadas de eucaliptos.




     Aquí, perdido en esta pequeña braña, contemplando los Picos de Europa, tendido sobre la hierba, aislado del mundo, me  inundan sensaciones que solo el silencio de la Naturaleza te puede proporcionar.



    
     Cierro los ojos. Me dejo abrazar por este sur insistente. Respiro, Ruiloba, tus azules. Escucho los latidos de esta primavera temprana, dulce, calma, rebosantes ya los brotes en las ramas...




Primavera,
qué magia 
la de las ramas,
qué encanto
el de las aguas,
tibieza en el aire
luz temprana
cantos de madrugada...

Primavera 
que vienes ya
por las ramas...

Primavera,
primavera,
¡no te vayas!



¡Qué magia la de las ramas..!






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