domingo, 5 de mayo de 2013

Ruiloba: La araucaria centenaria



RUILOBA: LA ARAUCARIA CENTENARIA


     ¡Cómo me gustaba jugar con Paquito en la Casona! El enorme portón y aquellas altísimas tapias de piedra que la rodeaban. En su interior una huerta muy grande llena de árboles frutales... Al entrar siempre sentía la misma sensación, el olor tan agradable de las flores de aquel mágico jardín, que sus tías, Celia y Amanda, mimaban con tanto esmero... ¡Qué bien huelen! -decía yo- y Amanda se apresuraba a explicarme cómo se llamaban las flores y aquellas impresionantes enredaderas...





     Jugábamos en el soportal, al que se accedía por unos inmensos arcos de piedra, al menos así me lo parecían a mí, sobre los cuales había un larguísimo balcón lleno de flores. Celia estaba siempre pendiente de nuestros juegos y nunca se olvidaba de sacarnos la merienda... Allí estaba ya, frente a la Casona, frente a nosotros, aquel árbol único, tan alto, tan recto, y con las ramas todas iguales, que no se parecía a ningún otro del pueblo...





     ¡Cuántos años han pasado desde entonces! Y ahí continúa presente, en su lugar, en el jardín de la Casona, en Ruiloba, cerca de la torre de la iglesia, parece que quisiera rivalizar con ella, siempre erguido, sin despeinarse, creciente aún...





     Araucaria Excelsa, Araucaria Heterophylla, Araucaria de Norfolk (Australia), llamado también pino de pisos por la disposición de sus ramas... Son los nombres y apellidos de esta especie exótica procedente del Pacífico que tan bien supo adaptarse a nuestro clima, cuyo tronco recto y fuerte puede alcanzar los 80 metros de altura y que fueron usados como mástiles de la Armada inglesa...





     La araucaria solitaria, excelsa, esbelta, majestuosa, con su presencia evocadora, silenciosa, creciente, perfecta, junto a la torre de la iglesia, en Ruiloba, ejemplar singular existente en "La Casona", finca (que fue) de los señores de Pérez Villar... (según consta en el Catálogo de Ejemplares Singulares de Cantabria editado por El Diario Montañés).





     Acabo de despertar un delicioso recuerdo dormido entre las sombras mágicas de una araucaria centenaria en un precioso jardín, que me trae a la memoria los siguientes versos de Jorge Guillén:


¡Árboles! Son ilustres, son muy viejos
y su vejez -erguida-
con ímpetu que viene de muy lejos
ahonda la avenida...



2 comentarios:

  1. Recuerdos de familia de mi padre la casona, mis tías, y el majestuoso árbol en el que se posaba todas las noches una preciosa lechuza que con su mirada insistente nos hipnotizaba a todos los crios

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