miércoles, 6 de enero de 2010

OYAMBRE LIBRE


    Situado en lo alto de la duna, el observador describe lentamente un círculo con la mirada: Oyambre le muestra la majestuosidad de los grandes horizontes.


    Bajo la amplia bóveda celeste, de los Picos de Europa desciende un haz sutil de líneas puras que se someten, humildes, a la tensión y el tumulto de las olas.


    No simple y feliz conjunción de aire y luz. Junto a los pies, juncos, y junto a los juncos, la duna que nace, crece y despliega su ondulante verdor, preñada de mil primaveras. Más allá, en continua y suave ascensión, las praderías dibujan un hermosísimo panel medialuna.


    La mirada se pierde en la lejanía sin nada que la perturbe. Escapa libre hacia la bondad de sus formas nítidas y la distancia le devuelve un mundo natural pleno de paz y armonía.


    Pero no sólo es el mirar gratificante; también cerrar los ojos y dejarse sedar por el mágico y constante derrumbe de las aguas...


    Oyambre, por unos instantes, nos concede el privilegio de los paraísos perdidos: el solitario goce de una naturaleza sin sucedáneos. Sentirnos, tal vez, más nosotros que de costumbre, sin la proximidad de las cosas vulgares.


    Oyambre posee hechuras de grandeza. Y es este excepcional equilibrio entre lo natural y su ininterrumpido dominio espacial
el que debe conservar en toda su pureza.


    No podemos sacrificar la unidad e integridad de su paisaje a los legítimos intereses de quienes reclaman "prisa y progreso", sin tener la certeza de lo irreversible e irresponsable.


    El hombre del mañana -y el de hoy- necesitará más que nunca espacios como el de Oyambre, libres de todos aquellos agresores e invasores que le atenazan: hormigón, asfalto, ruido, polución, masificación, especulación, intereses creados...


    El paisaje natural es patrimonio no sólo de las generaciones actuales, sino de las venideras, y es nuestro deber hacer el generoso esfuerzo de conservación que exige la sociedad del XXI  en un mundo sometido, desgraciadamente, a una intervención humana demasiado abusiva.




                                                            


1 comentario:

  1. Muy bonito!!
    La naturaleza es el patrimonio más preciado.
    Un abrazo

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